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Palabras sueltas

Escenas y episodios de la vida cotidiana que nos envuelve e involucra a todos, así como otros eventos de importancia, a veces oculta, a través de la mirada y la pluma de Edgar Allan García.

A VÉ PA VÉ

avepave Los esmeraldeños tienen una forma muy particular de expresarse: para citar unos cuantos ejemplos, “a ve pa vé” quiere decir a ver, déja ver, o demuéstralo; sólido” es muchas veces utilizado como sinónimo de solitario; “conocencia” es en cambio conocimiento, así como “persuadido” significa atrevido, “celosa” resbalosa, “cucar” defecar o “babuchas” zapatos deportivos. Pero es las ONOMATOPEYAS lo que más caracteriza al habla de los esmeraldeños. He aquí algunas de las que pueden emerger durante una conversación:

pelelén pelelén o pererej pererej que quiere imitar el galope del caballo; o chirís chirís como sinónimo de garúa; o chumblún (a veces chamblán) que significa que algo ha sido lanzado o alguien se ha lanzado al agua; o pundún (también pulundún o burundundún) que nos habla de algo que se ha caído; o juípiti que pretende imitar el sonido del latigazo, de la misma manera en que tennn o poj imitaría un golpe seco, así como piau piau semeja el sonido de los disparos, cruj cruj el del aguijonazo, gru gru el de los tragos de agua o licor, rra rra de la tela que se se corta, traj traj de la madera que se trocea, ñuá ñuá del llanto de un niño recién nacido, trun trun de la persona que entra ruidosa a un lugar, piaf piaf de la bala de verde se está moliendo contra la piedra, chas chas de los fósforos rasgando la cajeta, o del um um que sirve para señalar con los labios brotados un lugar... y no hay que olvidar el popular proj que quiere decir que algo ha emergido o ha brotado o se ha abierto de pronto, o el chororororój que imita un chorro de agua u orina, o el poropopopój que semeja las ruidosas ventosidades, o el tocotocotón que es sinónimo de fiesta con enérgicos bombos, o el conocido muá (pero chasqueando los labios de forma exagerada) que podría ser traducido como ¡mira eso!, o ¡qué barbaridad!, o ¡qué grande!, o ¡qué cuerpo tiene esa mujer!, o ¡qué fuerte!. Este sonido es común escucharlo incluso dentro de las salas de cine, seguido de un sonoro aaaay que refleja asombro en vez de dolor y que luego de expresado, provoca entre el público no pocas risas.

PERO NO SOLO LAS onomatopeyas, también los DICHOS tienen un lugar especial en las formas de comunicación cotidiana:

*Cada uno, desde que nace, ya trae su pedazo de plátano envuelto en la tripa del ombligo: como se verá, una colorida variación adaptada al contexto cultural esmeraldeño del conocido: “cada niño viene con un pan bajo el brazo”.

*“Al bagazo poco caso y al carbón poca atención”: hay que pagar con indiferencia a quien no vale la pena.

* “Cuando Dios da, por la puerta entra”: cuando es la voluntad de Dios, todo se cumple sin esfuerzo.

*“Que la cólera no separe lo que el infortunio ha juntao”: los pobres no deben pelear entre sí.

*“Donde hay muchacho, no hay diablo”: la presencia de niños ahuyenta al demonio (aunque paradójicamente se sabe que son los niños quienes atraen la presencia de la temida Tunda).

*“Hay cosas que con los ojos se ve y con las manos se deja”: Hay cosas sobre las que es mejor no preguntar y es preferible dejarlas como están.

*”Los montes tienen oídos y las paredes sentidos”: una interesante variación del popular dicho “las paredes tienen oídos”.

*“Mandao no es culpao”: El que solo cumple órdenes, no tiene responsabilidad sobre las consecuencias de lo hecho.

*“Cuando la mujer quiere, no hay cerca alta ni tranca que valga”: Cuando una mujer desea a un hombre, nada puede impedir que se junten.

*“Barco varao, no gana flete”: No hay que perder el tiempo o no habrá frutos.

*“Al pato se lo conoce al andar”: a las personas se las conoce por la forma en que actúan.

*“El puerco más ruin, se come la mejor guayaba”: El más sagaz obtiene la mejor parte.

*“No es lo mismo cacarear que poner huevo”: Una cosa es charlar, criticar, predicar o discursear y otra hacer, forjar, cumplir, plasmar. Vistosa variación de otro refrán muy popular en todo el Ecuador, que dice: una cosa es con violín y otra con guitarra.

*“Hijo de Dios, nunca muere bocabajo”: Los verdaderos creyentes no son desamparados en los momentos de crisis.

*”La mujer a veces deja de comer pan por comer tierra”: Cuando se enamora, la mujer puede elegir la peor opción y despreciar lo que más le conviene.

*“La ley del embudo: lo ancho para el sabido y lo angosto para el cojudo”: No creo que haya mejor definición de la famosa “ley del embudo”.

*“Más se afana el velón que el dueño de la olla”: Más esfuerzo realiza el que quiere algo pero no puede tomarlo todavía, que el que tiene algo y sabe que puede tomarlo cuando quiera.

*“Donde hay panela, la mosca vuela”: donde hay plata, abundan los vividores.

*“Para mentir y comer pescao, hay que tener mucho cuidao”: es una advertencia contundente contra la mentira, o por lo menos para que el mentiroso se cuide de hacerlo a diestra y siniestra.

NO HE ENCONTRADO en otra parte de nuestro continente ADIVINANZAS como las siguientes, por lo que supongo que son exclusivas de la cultura popular esmeraldeña:

Cielo arriba, cielo abajo,
agua en el medio.
(el coco)

Mi comadre larga, larga,
pega un grito en la quebrada.
(la escopeta)

Mi comadre larga larga
camina con las espaldas
(la canoa)

Me fui al mercado,
compré una bella,
vine a mi casa
y lloré con ella.
(la cebolla)

Me fui al mercado,
compré un negrito,
vine a mi casa
y se puso coloradito.
(el carbón)

AUNQUE LO MENCIONADO HASTA AQUÍ ES PARTE fundamental de la cultura de Esmeraldas, es apenas la punta de un gigantesco témpano; por ello decidí elaborar el primer “Diccionario de Esmeraldeñismos” que pronto verá la luz, en donde constan no sólo ciertas palabras y expresiones esmeraldeñas (2000 en total) sino también muchos de sus personajes mitológicos, su flora y fauna, y algunos de sus secretos culinarios.

Para terminar, quiero mencionar que así como otros pueblos han creado “fórmulas de entrada” para los cuentos populares, como: Había una vez...; Érase una vez...; Érase que se era...; Hace mucho tiempo, cuando los pollos tenían dientes... La cultura esmeraldeña ha inventado en cambio algunas “fórmulas de continuidad” que le dan al relato una especie de fluidez hipnónica, tan propia de los ritos, como por ejemplo: Camina y andar, camina y andar, camina y andar, camina y andar... y entre más caminaba (el personaje), más andaba... O: Pasaron los tiempos cortos y se completaron los tiempos largos, hasta que...

Y qué mejor para finalizar esta pequeña muestra de la riqueza de la cultura esmeraldeña que mencionar tres “fórmulas de salida” muy propias de los contadores de historia de Esmeraldas:

Se metió por un churuquito y salió por el otro, el que esté oyendo, que se eche otro... pero que sea mejor.
Contando, contando, se acabó mi cuento: si es mentira, pan de harina, si es verdad, pan de la caridad, ábrase la puerta, vuélvase a cerrar, y el que está oyendo, lo vuelve a echar, y el que no escupe, que lo vuelva a contar.
Colorín, colorao, mis cuentos se han acabao. Periquito sargento, el que no escupe, se lo lleva el viento (y si la gente que está escuchando escupe), ¡cucó mi gallina!

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